domingo, 19 de junio de 2011

No me animo a decirte nada. O todo. O tal vez, algo. No me animo a preguntarte si te olvidaste de que alguna vez me llamaste "mejor amiga". Tampoco a preguntarte si lo dijiste con sentimiento, o para llenar un hueco de silencio. No sé si confesarte que yo me ilusioné con esas palabras, porque probablemente te parecerá tonto, y pensarás que soy una nena poco realista, que vive fantasías y no la realidad. No sé si me creerías al decirte que me importas enormemente; de hecho, sé que te sorprende, ya lo he comprobado.
La verdad, nunca te voy a entender, y me estás rompiendo la cabeza y el alma. La cabeza, porque está sangrando de tanto intentar comprenderte. Y el alma, porque siento que no te importo y que las cosas que me dijiste alguna vez son puro invento, sin sentimiento...
Como sea, ya no voy a caer más. ¿Vos proponés ley del hielo? Bueno, yo voy a poner un témpano frente a tus ojos, a ver qué te parece.

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